Jennifer Capriati, auge y caída de una gran tenista

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Decenas de fotógrafos comienzan a lanzar sus flashes sobre el mismo chico, un joven que apenas ha cumplido la mayoría de edad, pero que recibe la ovación de miles de personas. Las gradas de la pista están llenas de aficionados, y todos se dejan las manos aplaudiendo a la nueva estrella. El joven levanta su trofeo, sintiéndose satisfecho y tremendamente feliz. Pero detrás de todo ese indudable éxito, de haber conseguido por fin cumplir su sueño, hay un sacrificio que no siempre se ve. Una situación que ha llevado a ese joven a convertirse, para bien y para mal, en un ganador nato, dejando atrás toda su vida solo por disfrutar de ese momento. La gloria en el deporte, su nombre en letras de oro en la historia de ese torneo… ¿Vale la pena todo ese esfuerzo y sacrificio? Dependerá de la persona que lo lleve a cabo, pero está claro que para ser deportista profesional, uno tiene que darlo todo.

Existen muchísimos casos de gran éxito entre deportistas de todas las eras, que después de terminar su carrera se han quedado totalmente aislados. Cuando empiezas con el deporte desde tan joven y de repente ya no hay más competición en tu vida, porque llega el momento de retirarse, ¿a qué te aferras? ¿Qué es lo que puede llenarte de la misma forma que lo hacían los premios, los títulos, los aplausos del público, la adrenalina de los torneos? La vida de un deportista de élite es muy singular y normalmente está llena de éxitos, pero también de fracasos. La fortaleza mental que se necesita para llegar tan lejos es casi tan importante como la forma física que se tenga para enfrentar esos partidos. La competición es un reto constante, y estar en lo más alto significa renunciar a muchas cosas. Tantas que, cuando se ha terminado la carrera, un deportista puede mirar atrás y quedar totalmente desolado, por todo lo que se ha perdido. El caso de Jennifer Capriati, una de las tenistas más importantes de Estados Unidos, es un ejemplo perfecto de esto. Una estrella que cayó en desgracia por las lesiones, y que ha llegado a sufrir mucho al estar alejada de las canchas.

Inicios en el tenis

Capriati nació en 1976 en Nueva York, en una familia de origen italiano. Su padre, Stephano, era un gran aficionado al tenis, así que inculcó también esa pasión a su pequeña cuando era tan solo una cría. Jennifer comenzó a despuntar muy pronto y todos se dieron cuenta de que estaban ante una futura estrella, a pesar de ir todavía al colegio. De hecho, la chica se convirtió en profesional a la edad de 13 años, y ya estaba jugando torneos internacionales con 14, llegando a batir records de precocidad. Para el mundo, Jennifer Capriati era una niña prodigio de la raqueta, una jugadora que apuntaba a lo más alto cuando cogiera algo más de experiencia. Sin embargo, vivir toda esa presión siendo tan solo una cría no ayudó demasiado a que Capriati llevara una vida normal.

Una carrera plagada de éxitos

Su objetivo, sin embargo, era vivir del tenis y disfrutar de los torneos, porque era donde se sentía cómoda. Con el tiempo entendemos que la chica sufría casi una dependencia de aquella actividad, o de lo que generaba en su mente esos aplausos, ese reconocimiento. En 1991 comenzó a ganar torneos internacionales y entró en el top 10 de la WTA, siendo todavía una cría. Uno de sus mayores éxitos llegaría en 1992, al ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, ante la todopoderosa Steffi Graff. En 1993, justo antes de cumplir la mayoría de edad, Capriati tomó una decisión cuanto menos sorprendente: abandonaría el tenis por un tiempo para centrarse en sus estudios. Quería ir a la universidad y disfrutar, al menos por unos años, de una vida más “normal”. Sin embargo, fue aquí donde empezaron los problemas.

En 1993 se la descubrió robando en una tienda, y poco después fue detenida por posesión de marihuana. Cargos menores, sin duda, pero que ya daban pistas sobre la necesidad que la tenista tenía de estar compitiendo para mantener su mente bien ocupada. No volvería a las canchas hasta 1996, y su regreso no fue tan triunfal como se esperaba. Tardó un tiempo en volver a coger la forma, y aquella chica que apuntaba tan alto quedó relegada a un puesto muy secundario en la clasificación. Sin embargo, en el año 2000 regresó a su mejor estado de forma. A pesar de llevar ya una dilatada carrera, Capriati apenas contaba con 24 años, así que todavía tenía mucho que ofrecer. Fue su momento más importante profesionales, y llegó a ganar varios títulos internacionales, además de colocarse en algunos momentos como número 1 del mundo. En 2003, sin embargo, las lesiones empezaron a alejarla cada vez más de la competición. Aquello coincidió también con una nueva relación sentimental en su vida.

Su relación con un actor porno

Capriati conoció a Dale Dabone en 2003 y pronto comenzaron a salir juntos. Compartían su amor por el tenis, aunque para el chico, aquello no era un trabajo, sino más bien una gran afición. En realidad, él se dedicaba a rodar películas pornográficas. Había comenzado años antes y estaba buscando hacerse un hueco entre las grandes estrellas. Sin embargo, Dabone decidió abandonar la industria para estar con Capriati y dedicarse por entero a su relación y al propio tenis. Jugó como semiprofesional durante todo el tiempo que estuvo con ella, acompañándola en muchos torneos, de 2003 al 2009. Fue la relación más larga y estable para ambos, pero eso no significa que no hubiera problemas en ciertas ocasiones.

Dabone comentaría a posteriori que Jennifer tenía muchos problemas de ansiedad cuando se perdía algún torneo. Su noviazgo coincidió con la época profesional más oscura de la tenista, la de 2003 y 2004, año en el que finalmente tuvo que retirarse por culpa de las lesiones. No había cumplido ni siquiera los 30 años y ya estaba fuera del deporte que le había dado la fama, y también la felicidad. Su pareja la acompañó en todo momento, pero veía con preocupación como Capriati era incapaz de enfrentarse a la ausencia de las canchas de modo profesional. Al terminar la relación, en 2009, Dabone decidió regresar a su hábitat natural, el porno, para seguir rodando escenas. Aquello también pudo suponer un duro golpe para Capriati.

Lesiones, drogas y retirada

La década de los 2000 comenzó para Capriati como la era más exitosa de su carrera profesional, y terminó en su punto más bajo. Las lesiones le hicieron retirarse de forma prematura, en 2004, cuando todavía tenía mucho tenis que dar. Entró en una fase de depresión profunda y tuvo que ser medicada en numerosas ocasiones, ya que sentía mucha ansiedad al no poder participar en los torneos. En junio de 2010 se informó de que la ex tenista había sufrido una sobredosis de medicamentos, que casi le cuesta la vida. Mientras se recuperaba en un hospital de Florida, los rumores se extendieron sobre los posibles problemas psicológicos de Capriati. Dabone, ya su ex, salió al paso admitiendo que la tenista solía medicarse especialmente cuando había torneos importantes, como si los echara de menos y no pudiera soportar el no participar en ellos. Por fortuna, Capriati logró recuperarse de aquel incidente y en 2012 sería reconocida dentro del Salón de la Fama del Tenis, por su gran trayectoria.